lunes, 10 de junio de 2013

Nuestra Piel y el Sol

Llega el verano y nos ponemos manos a la obra para cuidar nuestra piel de cara a los baños solares. 


Es durante la época estival cuando aumentan los riesgos para nuestra  piel. El hecho de que el calor deshidrate más rápido la epidermis y de que la sudoración aumente la humedad, hace que debamos aplicar mayores cuidados a nuestro cuerpo.


El sol,  da a la piel un color más saludable, pero es a la vez uno de los mayores riesgos. Manchas, sequedad, y, en los casos más extremos, melanoma… los peligros que conlleva son variados. 



Los cuidados básicos durante el verano son: 

  • Limpieza diaria de la piel con productos suaves que no alteren el manto ácido, que no irriten ni sean muy perfumados, pero ayuden a eliminar la grasa y suciedad acumuladas. Atención!!! Es importante no compartir toallas con otras personas y nos debemos secar los pliegues correctamente para evitar la aparición de micosis superficiales. 


  • Las cremas y aceites hidratantes permiten recuperar la humedad perdida y son particularmente útiles si el calor reseca la piel. Lo importante es que contenga propiedades hidratantes y emolientes, lo que permite recuperar el agua. 

  • Cuidar la piel de todo el cuerpo implica evitar usar ropa o zapatos con materiales que favorezcan la aparición de hongos por la creación de un ambiente húmedo. 

  • Debe moderarse el consumo de carnes y priorizarse el consumo de frutas y verduras, alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la A, C y E. Y por supuesto, beber mucha agua. 

  • Es muy importante el descaso, ya que las células se producen y recuperan su fuerza cuando se duerme, ayudando a mantener una piel en buen estado. 

  • Se recomienda cada vez un mayor factor de protección solar para defender nuestra piel de los rayos ultravioleta. Además, deben aplicarse 30 a 45 minutos antes de iniciarse la exposición al sol, ya que son eliminados por el sudor y el agua. 

  • Conviene reducir al mínimo la exposición al sol en las horas centrales del día. 

  • Después de haberse expuesto al sol o al agua clorada de una piscina es necesario darse una ducha para hidratar la piel. Se puede usar un jabón de PH normal o levemente ácido, que contribuyen a no contraer ninguna infección dermatológica. 


1 comentario:

  1. unas estupendas recomendaciones y cierto es que es necesario seguirlas

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